Terminada la tesis sobre Juan Vespucci

¡Por fin! Tras seis años estudiando la vida y los mapas de Juan Vespucci, he completado con éxito mi tesis doctoral en la Universidad Libre de Bruselas. Primero tuvo lugar la defensa privada, a puerta cerrada, donde el tribunal te plantea todo tipo de preguntas. Un mes después, fue el turno de la defensa pública en la que estuve arropado por amigos, colegas e incluso por mi padre, que se animó a hacer el viaje a Bélgica (aquí una reseña).

En los próximos meses iré difundiendo los resultados principales de la tesis en revistas académicas y en conferencias. De momento, dejo aquí un breve resumen.

Juan Vespucci (1487– ca.1527) fue un piloto, cartógrafo y mercader nacido en Florencia pero activo en Sevilla en las primeras décadas del siglo XVI. Para los historiadores de la cartografía, Vespucci es sobre todo el autor de un planisferio náutico fechado en 1526, una carta portulana fechada en 1520 y un conjunto de mapamundis en proyección polar azimutal publicados hacia 1524.

A diferencia de su tío, el explorador y cartógrafo Amerigo Vespucci (1454-1512), Juan Vespucci ha sido poco estudiado: su única biografía publicada es una monografía de 22 páginas de 1897, escrita antes del descubrimiento de sus mapas manuscritos y de muchos documentos de archivo relevantes. Además, los estudiosos que se han acercado a los mapas de Vespucci —por lo general descritos de forma aislada— son diferentes de los que han desenterrado información biográfica sobre él pero ignorado su producción de mapas. Esta tesis doctoral vincula las distintas facetas de la vida de Juan Vespucci —piloto, cartógrafo, mercader y puente entre España e Italia— para mostrar cómo cada faceta ilumina a las demás y cómo, juntas, brindan nuevas perspectivas sobre cuatro desarrollos contemporáneos clave: la exploración española en ultramar, la revolución de la cartografía en el siglo XVI, los inicios del comercio transatlántico y el flujo de información e influencias culturales entre Iberia e Italia.

Aunque los Vespucci son una de las familias mejor estudiadas de la Florencia renacentista, mi investigación en archivos ha arrojado datos biográficos novedosos sobre Juan Vespucci y sus familiares. Sobre esa base hago una propuesta de la fecha y los motivos de su emigración a Sevilla, así como del peso relativo de las influencias intelectuales que recibió primero en Florencia y luego con su tío Amerigo en España.

Era bien sabido que Vespucci fue nombrado piloto real en la Casa de la Contratación de las Indias en 1512, pero sólo ahora ha salido a la luz que ese año también se le otorgó naturaleza castellana. Vespucci pronto participó en una importante expedición transatlántica, la que llevó alrededor de 3 000 personas a Darién (en la actual Panamá) en 1514, y que he reconstruido centrándome en cuestiones náuticas. Al año siguiente, se le pidió a él y a otros pilotos que testificaran sobre la latitud del Cabo de San Agustín en el actual Brasil. Mi estudio en profundidad de esas declaraciones muestra cómo encajan en la controversia en curso entre Portugal y Castilla sobre la demarcación del Tratado de Tordesillas, y también revela una expedición española desconocida para medir la latitud del cabo.

La pesquisa del Cabo de San Agustín tiene muchos paralelos con la Junta de Badajoz-Elvas de 1524, la conferencia entre España y Portugal para determinar la jurisdicción sobre las Islas Molucas, en la que también participó Vespucci. El análisis sistemático de las actas de la reunión, centrado en sus aspectos técnicos, ha revelado una serie de mapas y globos terráqueos no citados hasta la fecha, así como visiones novedosas sobre cómo interactuaban realmente los cosmógrafos con estos objetos.

El estudio de estas controversias ha arrojado luz sobre cómo se actualizaba, almacenaba y reutilizaba la información geográfica en la Casa de la Contratación. Se enfrentaban a la incertidumbre aceptándola, manteniendo registros de datos geográficos divergentes en una variedad de formatos. También he probado que, de 1512 a 1525, Vespucci y el piloto mayor siguieron siendo las únicas autoridades encargadas de actualizar el Padrón. Las supuestas reelaboraciones por otros cartógrafos son meros espejismos historiográficos.

En 1525, Vespucci fue despedido de la Casa de la Contratación. Historiadores anteriores habían achacado esta decisión excepcional a que Vespucci era un espía, basándose en un conjunto de cartas supuestamente incriminatorias enviadas desde España a los Medici que gobernaban Florencia y Roma. Mi investigación ha demostrado que estas cartas fueron escritas por un homónimo que trabajó como diplomático para los Medici. No hay motivo alguno para acusar a Juan Vespucci de haber sido un espía. Su despido de la Casa probablemente se debió a su negativa a unirse a una expedición inminente a las Molucas, en un momento en que Vespucci parece haber priorizado las actividades comerciales sobre sus obligaciones como piloto real.

De hecho, los negocios fueron la primera vocación de Juan Vespucci. Documentos hasta ahora inéditos revelan que emprendió un viaje comercial a Italia ya en 1522, en el contexto de una hambruna. Este viaje proporciona una vía plausible por la que los mapas polares azimutales de Vespucci acabaron en manos de un editor italiano, así como una respuesta a la pregunta de por qué fue Nuño García y no Vespucci quien dibujó el primer mapa con la información traída por Juan Sebastián de Elcano ese año.

La siguiente expedición de Vespucci, a Cubagua en 1525, se reconstruye aquí con un nivel de detalle mayor que cualquier otra expedición comercial privada a América del siglo XVI. De propina, la cronología de este viaje aclara ciertos aspectos enigmáticos de la actividad cartográfica contemporánea de Vespucci. También se ha reconstruido, aunque con mayor incertidumbre, su posterior viaje mercantil a la Nueva España en 1527, en el que todo hace pensar que Vespucci perdió su barco y su vida.

Centrándonos en los mapamundis impresos de Vespucci, he establecido una cronología revisada de los tres ejemplares conocidos, identificado su posible precursor manuscrito y reconstruido la cadena de eventos que llevaron a su publicación en Italia. En términos más generales, he descubierto que los mapas polares azimutales eran más comunes en la Iberia del siglo XVI de lo que se pensaba, aunque sólo uno de esos mapas (un hemisferio portugués) ha sobrevivido aparte de los de Vespucci. Se pueden encontrar menciones de mapas polares azimutales en documentos ibéricos de entre las décadas de 1490 y 1550, en algunos casos con suficientes detalles como para esbozar reconstrucciones virtuales. Además, una lectura atenta de un tratado geográfico contemporáneo, la Suma de geographia de Martín Fernández de Enciso de 1519, muestra que su autor conocía los mapas mundiales azimutales polares, y que en la época de Vespucci eran vistos como una alternativa a los planisferios de estilo náutico.

Los dos mapas manuscritos de estilo náutico firmados por Vespucci son los únicos supervivientes de lo que debió ser una producción amplia. Los he estudiado utilizando técnicas diversas, incluyendo el análisis químico, la transcripción de topónimos y la comparación sistemática de sus elementos geográficos y decorativos con todo el corpus de cartas de estilo náutico o portulanas. El uso de topónimos para determinar si los mapas de Vespucci estaban más cerca de las tradiciones mallorquina, genovesa o veneciana de la cartografía portulana ha llevado a un resultado inesperado: Vespucci, como todos los cartógrafos castellanos y portugueses contemporáneos, se basó en un corpus de topónimos distinto y hasta ahora no identificado. He investigado el origen de este corpus «Ibérico Occidental», pero aún quedan por investigar muchas de sus implicaciones para la historia de las cartas portulanas.

Al igual que los topónimos, determinadas imágenes de los mapas de estilo náutico de Vespucci resultan similares a las de otras cartas de Iberia Occidental (es decir, Castilla y Portugal). Otras imágenes, como la ciudad de Tenochtitlán y el escudo imperial de su planisferio, son menos frecuentes y han merecido un estudio ad hoc. Finalmente, los topónimos y las imágenes, junto con informaciones proporcionadas por la reconstrucción del paradero preciso de Vespucci, se han utilizado para determinar si Vespucci realmente fue el autor de varios mapas anónimos que le han atribuido diversos estudiosos.

Reconstruir la vida y la obra de un individuo complejo como Juan Vespucci me ha obligado a plantear preguntas precisas sobre las causas y la naturaleza de los acontecimientos trascendentales en los que estuvo involucrado y ha llevado a la apertura de nuevas perspectivas y hallazgos inesperados sobre el tema más amplio de la cartografía del Renacimiento. Este método muestra las virtudes del «giro biográfico» en los estudios históricos, además de iluminar la vida del propio Vespucci.

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